En la naturaleza propiamente dicha, o en las actividades cotidianas es posible encontrar música. Golpeando dos piedras o cortando un árbol, se obtenía un sonido rítmico.
Se han encontrado entre los restos arqueológicos, instrumentos de las cuatro familias: idiófonos (palos, sonajas, raspadors, maracas de calabaza, xilófonos, etc), membranófonos (tambores, mirlitones),cordófonos (toda la variedad de arcos), aerófonos (flautas, silbatos, cuernos y caracolas). Todos estos instrumentos continúan utilizándose.
Las formaciones de estalactitas y estalagmitas de las cavernas, producen sonoridades diversas, al golpearlas con la mano, una madera o hueso.
Un ejemplo de la música en la prehistoria son los rombos volantes, instrumentos de hueso, madera, u otros materiales, que se ataban con una cuerda y se giraban en el aire, hasta producir un zumbido característico. Aún persisten estos instrumentos en algunas tribus africanas, en la India o en Australia.
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